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Cara a Cara con José Ramón Fernández

Cara a Cara con José Ramón Fernández

Ciro Bianchi Ross

Hace 45 años, en abril de 1961, el entonces capitán José Ramón Fernández fue uno de los oficiales principales que, bajo el mando directo de Fidel Castro, asumió como jefe de tropas el enfrentamiento al desembarco  mercenario de  Bahía de Cochinos. Le llaman Gallego y es Vicepresidente del Gobierno cubano

Cuando le pregunto cuáles son sus funciones como Vicepresidente del Gobierno, cargo que desempaña desde 1978, responde que las de cumplir las tareas que el jefe ordena y delega en él, y añade enseguida que son muchas y muy diversas.

            José Ramón Fernández  parece incansable. Llega a sus oficinas a las seis de la mañana y hasta pasadas las siete de la tarde se mantiene al tanto de los asuntos de su competencia en una rutina que no altera siquiera los sábados.

            Luego hace un poco de ejercicios y camina siempre treinta minutos después de la comida. Tiene fama de ser un excelente organizador y un hábil diplomático. Su sentido de la responsabilidad y la disciplina son proverbiales.

            Pero este Héroe de la República de Cuba es también un hombre sencillo y sensible, jovial y afable. La gente con cariño y respeto le llama  Gallego”, pese a que su nacimiento ocurrió en Santiago de Cuba en 1923 y sus padres eran asturianos.

            De 1956 a 1959 el entonces primer teniente José Ramón Fernández sufrió prisión por su participación en la llamada Conspiración de los Puros, un movimiento militar que pretendió derrocar la tiranía de Fulgencio Batista.

            Tras el triunfo de la Revolución fue director de la Escuela de Cadetes del Ejército Rebelde, de la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas y de escuelas para la preparación de batallones de las Milicias de La Habana.

            Ascendido a Comandante, ocupó importantes responsabilidades en las Fuerzas Armas, de las que fue viceministro. Desde 1972 hasta 1990 se mantuvo al frente del Ministerio de Educación y es miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965. También resultó electo diputado al Parlamento cubano desde la creación de ese órgano en 1976.

            En 1996 asumió la presidencia del Comité Olímpico cubano y en esa misma fecha fue ascendido a General de Brigada ®. Había ingresado en el Ejército, como soldado, el 30 de agosto de 1940.

            Hace 45 años, en abril de 1961, el entonces capitán José Ramón Fernández fue uno de los oficiales principales que, bajo el mando directo del Comandante en Jefe Fidel Castro, mandó la agrupación de fuerzas que combatió en la dirección Australia-Playa Larga-Playa Girón durante el rechazo y derrota de la agresión mercenaria.

LA LLAMADA DE FIDEL

-Se insiste tanto en la cobardía de los mercenarios y en  que la invasión de Bahía de Cochinos fue derrotada en menos de 72 horas, que a veces se llega a pensar que la victoria cubana fue un paseo…

            -El enemigo nos ocasionó 176 muertos y más de 300 heridos, cincuenta de los cuales quedaron incapacitados de por vida. Combatieron duramente y en algunos lugares lo hicieron con más fuerza que en otros. Pero posibilidades reales de éxito no tuvieron nunca, como tampoco las tendrán ahora, porque se enfrentaban a un pueblo que defendía sus conquistas sociales, su libertad y su soberanía.

            “El Comandante en Jefe tuvo la convicción de que el golpe principal sería por la Ciénaga de Zapata y fue allí donde ordenó que se concentrara nuestro esfuerzo principal, aunque las fuerzas empleadas no sobrepasaron el 10 por ciento de las disponibles en La Habana. A parir de ahí la firme y certera dirección de Fidel determinó la victoria”.

            -¿Cuál fue su papel en los combates?

            -El domingo 16 de abril, pasada la medianoche, recibí en la Escuela de Cadetes de Managua una llamada de Fidel. Me ordenaba que condujera a la Escuela de Responsables de Milicias, constituida en batallón de combate, con la intención de enfrentar el desembarco mercenario y aniquilarlo.

            “Me trasladé a Matanzas, donde la Escuela había sido ya movilizada por la oportuna llamada del compañero Fidel, y de allí, en camiones que requisamos, se trasladó a la zona del central azucarero Australia. Cuando a las 12 del día 17 de abril informé a Fidel que habíamos tomado Pálpite y Soplillar, dos localidades cienagueras, expresó:

            ¡Ya ganamos la guerra! Si esa gente no se dio cuenta de que debió defender Pálpite, está perdida.

            “Me informó en aquella conversación de los barcos enemigos hundidos por nuestra heroica Fuerza Aérea. A mí me correspondía dirigir las acciones combativas en la dirección del central azucarero Australia, junto a Pálpite, Playa larga y Playa Girón, como antes expresé, y otros compañeros tenían tareas paralelas desde otras direcciones; todos, insisto, bajo el mando directo de Fidel que desde el inicio tuvo la clara visión de que debíamos derrotar al enemigo en el menor tiempo posible a fin de evitar la intervención directa de Estados Unidos.

            “Fidel fue verdadero ejemplo y guía con su presencia en el frente de combate en una y otra de las direcciones donde se desarrollaban las acciones”.

            -¿Cuál fue la participación norteamericana en la agresión?

            -El Gobierno norteamericano la organizó, pagó, armó, equipó, estimuló y asesoró.  Los planes de agresión fueron ideados y ajustados por la Agencia Central de Inteligencia, con la asesora del Pentágono, y estudiados por la junta de jefes de Estado Mayor del Ejército norteamericano.

            “Fue, a mi juicio, la mayor operación militar secreta, es decir, sin que se hubiera declarado el estado de guerra, que se lanzó contra un país hasta esa fecha. Su objetivo era el destruir a la Revolución e instalar un gobierno títere del de Estados Unidos, sin importar la muerte de niños, mujeres y civiles inocentes que la acción pudiera provocar”.

            -¿Qué fuerzas componían la brigada invasora?

            -La brigada 2506, que así se identificaba, contaba con 16 aviones B-26, seis C-46 y ocho C-54, esos dos últimos, aviones de transporte, y dos PBY, el conocido Catalina, capaz de aterrizar y marizar.

            “La proporción de pilotos de la fuerza enemiga con respecto a la nuestra era de seis a uno, y tenían tres veces más aviones de combate que nosotros. Los pocos pilotos que teníamos volaban en aparatos que ellos calificaban de Patria o Muerte, pues no estaban de alta ni de baja, simplemente operaban gracias a la inventiva de los mecánicos y al coraje de nuestros pilotos.

            “Formaban parte de la brigada seis batallones de infantería, un batallón de armas pesadas, una compañía de tanques y otros medios de combate con todas las estructuras de exploración, abastecimiento, ingeniería, comunicaciones, etc. Es decir, la misma estructura que en esa época tenía una unidad de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Mil quinientos hombres, según se afirma en documentos norteamericanos desclasificados, conformaban la fuerza invasora. De ellos hicimos 1 197 prisioneros.

            “Entre los invasores venían 194 militares y esbirros de la tiranía batistiana, 100 latifundistas, 24 grandes propietarios, 67 casatenientes, 112 grandes comerciantes, 179 acomodados, 35 magnates industriales y 112 lumpens. Esa era la composición social de la brigada”.

DENTRO DEL ENEMIGO

-¿Podría intentar, así sea a grandes trazos, resumir los combates?

            -El día 17,  a las 12  horas  tuvimos una cabeza de playa dentro del territorio que al desembarcar  había ocupado la brigada invasora en Pálpite. Se asegura Pálpite, se bloquean las carreteras que conducían a San Blas, desde Covadonga y Yaguaramas, y se bloquea la posible huída de los mercenarios hacia Cienfuegos. Quedaron taponados y no se les dejó descansar, pues se les sometió a ataques y a  hostigamientos constantes.

            “Las fuerzas revolucionarias toman Playa Larga el 18 muy temprano y avanzan  hasta Punta Perdiz, con lo que se situaron a once kilómetros de Playa Girón, sin que se dejara de combatir en San Blas. Ya en ese momento se evidencia la derrota del enemigo, aunque refuerza San Blas y Girón. Las fuerzas revolucionarias no logran cortar a los invasores dividiéndolos en tres partes, como ordenó el Comandante en jefe.

            “En horas de la mañana del 19 de abril, las fuerzas revolucionarias que avanzaron desde Playa Larga se situaron a unos dos kilómetros de Girón. Se luchó en San Blas, y Fidel, presente allí, organizó nuestras acciones combativas. Hay durante todo el día violentos combates en la parte oeste de Girón.

            “Alrededor de las 11, tropas cubanas que avanzaban desde Covadonga y Yaguaramas ocupan, unidas, el poblado de San Blas. Esa tarde el Comandante en Jefe ordenó a la artillería que estaba en Covadonga que con sus cañones de 122 milímetros atacara Playa Girón y que una parte de sus proyectiles cayera en esa localidad y la otra, en el mar para evitar que los mercenarios se reembarcaran.  Las fuerzas que avanzan desde Playa Larga y la escasa Fuerza Aérea Revolucionaria también baten la zona.

            “Fidel dispuso que se tomara Girón antes de la noche. A las 5:30 de la tarde las fuerzas de la Revolución ocupan Playa Girón e inmediatamente después lo hicieron las que avanzaban desde San Blas-Helechal-Playa Girón. Se hubiera podido tomar más temprano…”

AGÁRRALOS           

-Sí, pero ocurre lo que usted supuso un segundo desembarco. ¿Fue así?

            -Exacto. Estábamos ya a menos de dos kilómetros de Girón cuando un oficial me señaló dos barcos de guerra que se aproximaban.  Eran dos destructores norteamericanos, el USS Easton y el USS Murria, que entre otros escoltaban o protegían la flota mercenaria. Se movían hacia la costa y penetraron en nuestras aguas jurisdiccionales.

            “Es entonces que ordené que se detuviera la ofensiva y que los cañones y los tanques, así como dos baterías de 85 milímetros se emplazaran en dirección al mar. Los destructores venían con los cañones desenfundados y de ellos salían botes hacia la costa  y desde la costa salían botes hacia ellos.

            “Yo envié un mensaje a Fidel del que no me arrepiento, pero que me abochorna: Mándeme un batallón de infantería y otro de tanques, que hay un nuevo desembarco.

            “Y Fidel, que estaba en otro sector del frente, en el norte, desde donde no se divisaba el mar, dedujo con claridad el propósito de los destructores y la operación que planeaban, y me respondió: Se te quieren escapar, agárralos.

            “Debo confesar que en ese momento sobrevaloré el ímpetu combativo del enemigo, que luchó tenazmente en defensa de sus posiciones en Girón, pero que no tenía ya perspectiva alguna de éxito. Era un error otro desembarco con las fuerzas revolucionarias presentes, las cuales acometían una ofensiva continua, vigorosa y con un dominio completo de la situación.

            “Todavía afincado en la creencia de que aquello era un refuerzo, un nuevo desembarco, pues el mensaje de Fidel me llegó mucho después, ordené hacer fuego contra los botes con todos los medios disponibles, mientras la fuerza aérea hizo lo mismo, no así sobre los destructores norteamericanos como sugerían muchos de nuestros combatientes.

            “Los destructores pusieron entonces proa al mar y se alejaron sin rescatar, hasta donde conocemos, a los tripulantes de ninguno de los botes”.

            -Disparar o no disparar contra los destructores, imagino que habrá sido para usted una determinación muy difícil de tomar.

            -Fue muy difícil ciertamente decidir que nuestros combatientes no hicieran fuego contra los verdaderos invasores. Estábamos conscientes de que no disparar contra ellos era la decisión correcta, aunque pareciera un acto de debilidad ante mis subordinados. Dispararle a esos barcos podría haber engendrado un conflicto directo con Estados Unidos.

            “¡Cuántas imágenes pasaron por mi mente en esos momentos! Tomaba una determinación que no había consultado con nadie. ¡Cuánta preocupación! Nadie sabe cuánta es la soledad de un jefe ante una situación como esa”.

            -En el plano personal, ¿qué significó Girón para usted?

            -Lo he repetido mucho: una ansiada oportunidad de realización personal. Es verdad que yo me opuse a la tiranía de Batista y guardé prisión casi tres años, pero Girón me permitió participar directamente en la defensa de la Revolución y el socialismo y poner mi vida en juego por mis ideales.

            -Hechos importantes de su vida ocurren casi siempre en el mes de abril. El movimiento militar en el que usted participó contra Batista iba a suceder en abril de 1956 y es en la propia fecha cuando usted es detenido y condenado. En abril de 1959 le imponen los grados de Capitán y también en un mes de abril lo ascienden a General de Brigada y se le distingue con el título de Héroe de la República de Cuba.

            -Es que la mayor parte de las distinciones y ascensos ocurren en aniversarios de la victoria de Playa Girón. Le diré algo: héroes son todos los que allí lucharon y cayeron.

           

           

           

             

           

           

1 comentario

Luis Sexto -

Ciro: Muy bueno este trabajo de Fdez. Te debo el informe para el contaDor. Ah, le metiste cuatro w a mi dirección y por eso todavía uno no puede comunicarse. Saludos, Luis