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Presidentes

Presidentes Ciro Bianchi Ross 

¿Sabía  usted que la antigua provincia de Las Villas, en el centro de la Isla,  fue el territorio que más nombres aportó a la presidencia de la República de Cuba entre 1902 y 1959? ¿Que no hubo ningún camagüeyano que llegara a desempeñar la primera magistratura y que tres de los que lo hicieron nacieron en el exterior? ¿Que de los presidentes de Cuba seis fueron abogados y dos médicos, y que hubo incluso un graduado de Filosofía y Letras y dos ingenieros? ¿Que de los de extracción más humilde fueron los que más se amillonaron en el ejercicio del poder? ¿Conoce usted lo que el periodista Mario Kuchilán, hace muchos años  llamó “el sino de los Carlos”? Pues sí, entre 1902 y 1959, llamarse Carlos fue fatal para los presidentes cubanos.

De estas y otras cosas que atañen a los mandatarios  anteriores a 1959  estaré hablando en seguida.

 

BREVES Y BREVÍSIMOS

 Hubo aquí presidentes constitucionales y otros que no lo fueron, y hubo también quienes ocuparon con carácter provisional la jefatura de la nación. Entre los primeros, Carlos Prío no llegó a completar el mandato de cuatro años, para el que fue elegido en 1948 porque se lo impidió el golpe de Estado que en el 52 dio Batista. Tampoco pudo completarlo Miguel Mariano Gómez, juzgado y destituido por el Senado siete meses después de su toma de posesión, en 1936. Estrada Palma, García Menocal y Gerardo Machado se hicieron reelegir, y las consecuencias fueron terribles. El primero se vio obligado a renunciar; Menocal, aunque retuvo el poder hasta el final, provocó con su actuación la llamada revuelta de La Chambelona, y Machado fue derrocado por una revolución. De los mandatarios provisionales, Carlos Manuel de Céspedes duró 23 días en el cargo, y Grau San Martín en su primer período (1933-34) algo más de cien. Su sustituto, Carlos Hevia, fue presidente entre el 14 y el 18 de enero del 34, y Carlos Mendieta lo fue entre ese día y el 12 de diciembre del año siguiente, cuando cedió paso a José Agripino Barnet, que ocupó el cargo hasta el 20 de mayo de 1936. Andrés Domingo y Morales del Castillo fue, al amparo de Batista, presidente entre agosto del 54 y febrero del 55. Federico Laredo Bru asumió la magistratura al ocurrir la destitución de Miguel Mariano; su mandato, por tanto, tampoco fue completo.

De esos presidentes breves, los brevísimos fueron el general Alberto Herrera y el periodista Manuel Márquez Sterling. El primero sustituyó a Machado el 11 de agosto de 1933 y no llegó a cogerle el gusto al cargo pues, siguiendo instrucciones de la embajada norteamericana,  lo traspasó a Céspedes al día siguiente. Márquez Sterling duró menos. Juró la presidencia, en una habitación del Hotel Nacional de Cuba  y a la luz de una vela, al filo de las seis de la mañana del 18 de enero del 34 y la soltó a las 12 meridiano del propio día. La República estaba acéfala por la renuncia de Hevia y correspondía a Don Manuel como Secretario de Estado la sustitución reglamentaria hasta que Mendieta, impuesto por el entonces coronel Batista, asumiera.

 

ORIGEN, PROCEDENCIA

 En Las Villas nacieron José Miguel Gómez y su hijo Miguel Mariano (ambos en Sancti Spíritus), Machado (Santa Clara), Herrera y Mendieta (San Antonio de las Vueltas) y Laredo Bru (Remedios). Curiosamente también eran villareños Manuel Urrutia Lleó  (Remedios) y el cienfueguero Osvaldo Dorticós Torrado, ambos abogados,  que no entran en este recuento porque ocuparon la presidencia a partir de 1959. Dorticós fue el último en desempeñar tal cargo, que desaparecería en 1976, cuando la Constitución que entró en vigor entonces creó el cargo de Presidente del Consejo de Estado. En Matanzas (Jagüey Grande) nació Menocal. Pinareños eran Grau (La Palma) y Prío (Bahía Honda). Hevia y Alfredo Zayas nacieron en La Habana; el último de ellos en el Cerro. En Oriente, Estrada Palma (Bayamo), Batista (Banes) y Andrés Domingo (Santiago). Nacieron en el exterior Céspedes (Nueva York), Márquez Sterling (Lima) y Barnet (Barcelona).De esas 17 figuras —no se olvide que Grau y Batista ocuparon la presidencia en dos ocasiones diferentes—  tenían títulos de abogados Zayas, Céspedes, Miguel Mariano, Andrés Domingo, Laredo y Prío. Menocal y Hevia eran ingenieros, graduados ambos en Estados Unidos, el primero en Cornell y el segundo en Anápolis. Estrada Palma era graduado,  en La Habana, de Filosofía y Letras, y empezó a estudiar Derecho en España, pero abandonó la carrera cuando, a la muerte de su padre, regresó a Cuba, a fin de administrar el cuantioso patrimonio familiar, que le confiscarían durante la Guerra de los Diez Años. Grau y Mendieta eran médicos. Grau,  un excelente clínico y tisiólogo, profesor de Fisiología de la Universidad de La Habana. Cuando asumió la presidencia por segunda vez, en 1944, pidió que se le hiciera la auditoria de sus bienes y el arqueo arrojó que su capital ascendía a 72 000 pesos. Antes de abandonar el cargo en 1948 solicitó otro inventario y su fortuna personal había descendido a 22 000. Declaró entonces que el haber estado apartado de la Medicina durante cuatro años lo había empobrecido.José Miguel era bachiller y no continuó estudios universitarios porque se incorporó a las filas del Ejército Libertador durante la Guerra de los Diez Años. Machado y Batista no superaron la enseñanza primaria. Herrera provenía de las filas del Ejército. No consta en las biografías que tenemos al alcance que Barnet ni Márquez Sterling hicieran estudios superiores. El primero estuvo toda la vida en el servicio exterior de la República. El segundo ya a los 15 años era periodista. Es uno de los grandes periodistas cubanos de todos los tiempos.

De esas figuras, el de mayor edad al asumir el poder fue Barnet (71 años) y el más joven, Carlos Hevia (34). Batista alcanzó su primer mandato con 39 y se cogió el  segundo, con 51.  Estrada Palma llegó a la presidencia con 70 años, Céspedes y Márquez Sterling, con 62, Zayas, con 60 y Mendieta y Laredo, con 61. Estaban en la quinta década de sus vidas al llegar al poder, Machado (54) y José Miguel (51). Grau tenía 51 años en su primer mandato, y 62 en el segundo. Menocal y Miguel Mariano, 47.  Prío, 45,  Urrutia llegó a la presidencia con  58 años, y Dorticós,  con 40.

 

APODOS, MATRIMONIOS, ETC.

 A diferencia de José Miguel, Miguel Mariano, Grau, Mendieta... que nacieron en cuna rica, Machado tuvo un origen muy humilde y en un momento de su vida fue obrero agrícola. Batista se metió a soldado, que era una carrera para los pobres, y se sabe que Prío llegó a concurrir a la universidad con los pantalones remendados... Los tres se enriquecerían a costa del Tesoro de la nación.A Machado le apodaban El Mocho, porque perdió el índice de la mano izquierda  mientras trabajaba como carnicero en su región natal. A José Miguel le apodaron Tiburón,  por lo que mordía, y a Menocal, El Mayoral porque fue administrador del central azucarero  Chaparra, de propiedad norteamericana. . A Zayas le decían El Pesetero, ya que se conformaba con poco siempre que la gota no dejara de caerle en el bolsillo. A última hora transó con Machado y se comprometió a ayudarlo a alcanzar la presidencia a cambio de cinco humildes milloncitos que recibiría,  en cuotas, de la Renta de la Lotería Nacional. Por cierto,  Zayas recibió en 1913  la encomienda de escribir una Historia de Cuba, y la República le pagó por esa tarea un salario de 500 pesos mensuales hasta su muerte, en el 34. No parece que escribiera una sola línea. Volviendo a lo de los apodos, Grau fue El Viejo, en atención a su edad, y, por lo enrevesado y repetitivo de su oratoria, El Divino Galimatías;  Mendieta era el Solitario de Cunagua, y a Batista, ávido de una popularidad que nunca tuvo, debía resultarle grato oírse llamar El Guajirito de Banes.Todos estos 17 presidentes estaban casados, menos Grau, que era un solterón empedernido. Sus amores platónicos y epistolares con una enfermera norteamericana se extendieron desde 1932 hasta 1965.  Dos de esos mandatarios  contrajeron matrimonio con extranjeras; Céspedes con la italiana Laura Bertini, y Estrada Palma con Genoveva Guardiola, a la que pescó cuando fue director de Correos en la República de Honduras y Genoveva era la hija del Presidente hondureño.  De las Primeras Damas, la más bella fue sin duda Mary Tarrero, la mujer de Carlos Prío. América Arias, esposa de José Miguel y madre de Miguel Mariano, fue  una gran señora respetada por todos;  se curtió como mensajera del Ejército Libertador  en los días de la Guerra de Independencia. Mariana Seba de Menocal compraba en París collares que no podía darse el lujo de adquirir Victoria Eugenia, la esposa de Alfonso XIII, rey de España. La más humilde fue Genoveva Guardiola,  que sentada en un balcón de Palacio zurcía las medias del marido, que, por otra parte, solo tenía tres trajes. Estrada Palma fue el más tacaño de los presidentes cubanos, y Menocal el más manirroto. La prensa británica, en 1969, proclamaba a Batista el hombre más rico de España, mientras que Prío, en Miami, se declaraba pobre de solemnidad, no porque perdiera su fortuna sino porque la traspasó íntegra a su esposa. Grau, en La Habana, disfrutó durante sus últimos años de una pensión de 500 pesos mensuales, que le otorgó el Gobierno Revolucionario.  Aunque los mandatarios cubanos no tenían  jubilación, el único que volvió a trabajar,  una vez cesado en la presidencia,  fue Barnet. Terminó sus días como empleado del Ministerio de Estado, donde había sido titular de la cartera. Márquez Sterling murió en Washington, en 1934,  en el desempeño de una misión diplomática, y Machado, en Miami, en 1939.  En los años 40 el Congreso de la República dispuso que sus restos nunca pudieran ser traídos a Cuba. En calidad de exiliados fallecieron, también en Estados Unidos, Carlos Hevia y Carlos Prío, que se suicidó en 1977. Había pedido en una carta  que transcurridos cinco años de su muerte, sus restos se trajeran a Cuba, fuera cual fuera el sistema político imperante en la Isla ya que quería descansar para siempre al lado de su madre, doña Regla Socarrás, Capitana del Ejército Libertador.  Su viuda e hijas  han  sido remisas  a cumplir esa última voluntad. Mendieta falleció en La Habana, en 1960, y Grau, también en esta capital, en 1969. Batista murió en España, en 1973, y Urrutia, en Estados Unidos.   El resto murió en Cuba antes del triunfo de la Revolución. Tal fue la pasión de Mendieta por los gallos finos o de pelea que existe  una raza de esos animales que lleva su apellido.  ¿Qué hay del sino de los Carlos? Sucede, decía el periodista  Kuchilán en sus fabularios, que ningún presidente con ese nombre llegó en Cuba a completar su mandato y salió de la presidencia como bola por tronera. Así le sucedió a Céspedes, a Hevia, a Mendieta y a Prío. Otro hubo de nombre Carlos que ni siquiera pudo tomar posesión, Carlos M. Piedra y Piedra, que el primero de enero de 1959 fue llamado a la Ciudad Militar  de Columbia y quiso hacérsele presidente en sustitución de Batista, por ser el magistrado más antiguo del Tribunal Supremo. Pero el propio tribunal se negó a tomarle juramento y Piedra se la dejó en la mano al general Eulogio Cantillo, jefe de la junta militar,  y volvió a su casa. Murió viejísimo en La Habana.          

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