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Los Rough Riders

Los Rough Riders

Ciro Bianchi Ross

 

En uno de los “muñequitos” que pasa ahora la TV nacional y que ilustra lo que significaría para Cuba el llamado proceso de transición diseñado por Washington, se ve a una maestra que pretende explicar a sus alumnos el papel y las hazañas de los Rough Riders en la independencia cubana. Al final no puede cumplir su cometido porque el inevitable Pepito, que esta vez no es más que otro Elpidio Valdés, empuña la corneta mambisa para llamar a sus compañeritos al combate y la maestra y los que la prohíjan huyen despavoridos.

            El término Rough Riders ha llamado la atención de muchos telespectadores que desconocen su significado. Literalmente quiere decir “jinetes duros”. Desde el punto de vista histórico esos jinetes duros no eran otra cosa que soldados de fortuna que se sumaron al ejército norteamericano que en 1898 intervino en la guerra de Cuba contra España.

            Los mandaba el coronel Leonardo Wood, un médico que andando el tiempo sería el gobernador militar de la Isla y uno de los más fuertes defensores de la anexión de Cuba a Estados Unidos, y tenían como segundo jefe al teniente coronel Teodoro Roosevelt, futuro presidente de su país. Era un cuerpo de voluntarios que procedía en lo esencial del oeste norteamericano; cawboys reclutados entre cazadores, vaqueros y rancheros, indiferentes a peligros y privaciones en su vida de constante aventura. Entre ellos había algunos indios y más de cien jóvenes del este, ávidos también de las fuertes emociones y de las ganancias que les reportaría su participación en la contienda bélica.

            Justo es decir enseguida que no todos los jóvenes norteamericanos que se sumaron al ejército de su país para venir a Cuba eran mercenarios. Muchos de ellos, y hay que incluir aquí a los voluntarios de Nebraska, por ejemplo, pidieron ser repatriados en cuanto advirtieron el verdadero cariz de aquella guerra. Escribía al respecto el coronel William J. Bryan: “Se alistaron voluntariamente para acabar con el yugo de España en Cuba y para nada más. No se alistaron para emprender la subyugación de otros pueblos”.

            Pero no procedió así la mayoría del ejército de ocupación. Casas violentadas, comercios saqueados, robos, asesinatos y mujeres vejadas o violadas fueron el saldo de la entrada de las tropas norteamericanas, con sus Rough Riders anexos, en Santiago de Cuba, donde además de aliarse con cuanto enemigo de la independencia encontraron a su paso, pagaban cuando compraban con papel moneda de los Estados Confederados del Sur, un dinero que carecía de valor desde muchos años antes.

ANTE EL DESASTRE

Algunos autores elogian la valentía de los Rough Riders, sobre todo en la batalla de San Juan, donde entraron, se dice, en un cuerpo a cuerpo con el enemigo. Pero no es eso lo que se desprende del desesperado telegrama que desde el campo de batalla remitió Teodoro Roosevelt al senador Lodge. Expresa: “Por amor del cielo, diga al Presidente que nos envíe todos los regimientos, y, sobre todo, todas las baterías disponibles. Hasta ahora hemos ganado a coste muy alto. Estamos a no mucha distancia de un terrible desastre militar”. Es el clásico “Manden hombres que estamos ganando” y que reafirma no solo el denuedo con que los españoles defendieron sus posiciones, sino también la certeza de que sin el apoyo de los mambises y sin el genio militar del general Calixto García poco hubieran podido hacer aquellas tropas que con sus l5 regimientos de infantería, uno de ingenieros y cuatro batallones de artillería, amén de una potente escuadra naval, formaban el ejército más grande y poderoso con que se tuvo que enfrentar España en tierras de América

Para que no quepa duda del papel decisivo del Ejército Libertador en su apoyo a los norteamericanos vale recordar que el  almirante McKeala aseguró que los cubanos habían ido a salvarnos del pánico en que se  encontraban desde su llegada y que no los dejaba siquiera respirar y que no sabía cómo agradecerles en nombre del gobierno de su país que como una bendición del cielo llegaran en momentos precisos para evitar el desastre.

McKeala alude en específico a la ayuda recibida por los primeros 600 infantes de marina que desembarcaron cerca de Guantánamo y que contaron con el apoyo providencial del coronel  Enrique Thomas. Pero esa ayuda no cesaría a lo largo de toda la contienda, tanto en los combates como en el trazado de la estrategia que decidiría la victoria..

Sobre esa estrategia no lograban ponerse de acuerdo, ya frente a las costas cubanas, el almirante Sampson, jefe de la escuadra naval, y el general Shafter, jefe del 5to. Cuerpo de Ejército,  por lo que determinaron conocer la opinión de Calixto. Sampson era partidario de iniciar los combates en Santiago de Cuba con la toma del Morro, cuando lo importante era lanzarse sobre el objetivo principal, la ciudad misma. Calixto lo convenció de ello y propuso que los norteamericanos, luego de su desembarco en Daiquiri,  atacasen la urbe por el este, en tanto  los mambises lo harían por el oeste completándose así un cerco que privaría a los españoles de cualquier refuerzo.

Los norteamericanos aceptaron la estrategia de Calixto García. Entonces fuerzas bajo el mando del general Cebreco ocuparon posiciones al oeste de Santiago con la idea de interceptar la ayuda e iniciar maniobras encaminadas a distraer al enemigo. El brigadier Castillo Duany con sus hombres iniciaría la limpieza de las costas para facilitar el desembarco norteamericano. Al mismo tiempo, un fuerte contingente mambí situado cerca de Guantánamo impediría cualquier refuerzo español que desde ese punto obstaculizara o frustrara el desembarco, y los 530 hombres del coronel González Clavel tomarían el caserío de Daiquiri para apoyar a los 6 000 marinos que pisarían tierra

cubana por ese lugar.

ACTUACIÓN DESASTROSA

A partir de ese momento no hubo momento de la guerra de Cuba y Estados Unidos contra España que no pusiera de relieve el valor, la estrategia superior y la altísima moral combativa del mando y de las fuerzas cubanos.

            La actuación del ejército norteamericano fue desastrosa en Las Guásimas, donde recibieron un duro castigo de parte de los españoles, aunque al final esa y otras localidades quedaron en manos de los norteamericanos a causa de la retirada inexplicable de sus adversarios. El general Lawton, que se comprometió a ocupar El Caney en dos horas, demoró doce para conseguirlo y en ello le resultaron imprescindibles los consejos de Calixto y los refuerzos enviados por este. Ese mismo día (1 de julio) al amanecer comenzaba la batalla de San Juan. Los norteamericanos, con sus Rough Riders a cuesta,  y tropas cubanas avanzaron hacia esa posición que tomaron al fin. De los 450 españoles que la defendían, se salvaron solo 90. Los cubanos tuvieron más de 200 bajas y los norteamericanos perdieron a 1012 de sus hombres.

            Después de San Juan las posiciones cubanas se consolidaron al ocupar sucesivamente varios puntos y localidades, entre ellos la importante loma de Quintero, desde la que se dominaba todo Santiago. Pero el calor y sobre todo aquellas más de mil bajas desmoronaron al general Shafter, que comunicó a sus oficiales la decisión de retirarse de las operaciones y pedir ayuda a Washington. La retirada no se la aceptaron, pero sí la renuncia, y el alto mando norteamericano recurrió a Calixto García para confiarle la conducción de las hostilidades. No aceptó el general cubano la propuesta. Antes había recomendado a Shafter que no interrumpiera el ataque mientras que se comprometía a asaltar la ciudad desde la loma de Quintero. La interrupción de las operaciones dio a los españoles la oportunidad de reorganizarse y enviar a Santiago   refuerzos capaces de revertir su situación y copar a cubanos y norteamericanos, atormentados por la escasez de abastecimientos y las privaciones del trópico. La destrucción de la escuadra del almirante Pascual Cervera a la salida de la bahía santiaguera dio un giro inesperado a la guerra. Santiago no tardaría en rendirse y los mambises tendrían que esperar hasta el 1ro de enero de 1959 para entrar en la ciudad ya que en aquella ocasión el ejército norteamericano impidió que el Ejército Libertador y Calixto García, su Lugarteniente General, lo hicieran. Dijeron que se temía que los mambises se vengaran de los españoles, cuando en realidad fueron los norteamericanos que en aquella plaza ocupada cometieron todo tipo de abusos y atropellos, mientras mantenían en sus cargos a las autoridades españolas que los desempeñaban.

            Nada de esto hubiera dicho la maestra de los “muñequitos” aludidos arriba cuando pretendía explicar a sus alumnos las supuestas hazañas de los Rough Riders en la independencia de Cuba.

           

    

7 comentarios

Roger -

El único "mierda" es el que insulta sin ser insultado. Sustituyendo el insulto al razonamiento.

Otra forma de ser un "mierda" es confundir a la totalidad de un pueblo con su oligarquía dominante.

Y en cuanto a la valentía..., que se lo pregunten a Napoleón. De luchar con cuchillos contra cañones sabemos bastante los madrlieños.

IRUN -

Los españoles nunca han tenido fama de valientes, pero sí de chismosos y lo perdieron todo por su cobardía y por meterse en un país que no era el suyo y no aguantar el jaque que le daban nuestros mambises.
Valeriano Weyler fue un asesino de la peor especie, comparado a Hitler. En España le han erigido estatuas congratulando su figura, lo único que apuntala más mi opinión sobre los españoles: mierdas.

Eduardo Jorge -

Lejos estoy de dudar del arrojo y ferocidad de los mambises, pero su régimen los ha mitificado tanto como ha ocultado el papel real de USA en su indepencia, y de los tremendos fallos políticos de los padres de su patria.
De la batalla de San juan Y del Caney poco puedo decir, que no se haya dicho, pero me gustaria subrayar que las emboscadas o escaramuzas no pueden compararsele. Ni ninguna de las batallas que ha librado Cuba desde que es un pais independiente.
Las bajas españolas en combate fueron un 8% del total. Así que el mambi poco hizo contra los regimientos de verdad, y si contra los reclutas asustados y enfermos.
Y mucho mayor papel tuvo la corrupción española y sobretodo la malaria. No mitifiquen una guerra que nunca hubieran ganado por propios medios, ni siquiera con crisis de goibiernos como las de Madrid o los cambios de generales como Weyler, con una maldad exagerada heredada de los estaodunidenses como tantas otras cosas que les ha ayudado a hacer una identidad nacional tan inacabada como incompleta, pero que espero de todo ocrazón pueda seguir escribiendóse en libertad y soberania.

liset -

Eran los espanoles oprimidos pero armados por los espanoles opresores contra mambises que tenían que pelear con sus macheticos. Y esos macheticos junto con el clarín mambí daba miedo pana.

Ricardo -

A la guerra de Cuba fueron a luchar los hijos de los pobres. No teníamos como los americanos “jinetes duros” teníamos eso sí jinetes con la cara muy dura. Cuando la gentuza que nos gobernaba gritó que había que defender Cuba “hasta el último hombre, hasta la última peseta” se referían a los hombres pobres, no a los ricos. De los hijos de los ricos no fue ni uno. Entre ellos no hubo voluntarios “duros”.

Cuando se sorteaban los quintos para ir a Cuba si se pagaban 10 euros se podían librar de ir a la guerra. Los ricos los pagaban, los pobres no tenían más remedio que ir. Para librarse de la guerra aún había otro sistema si cabe mas infame, había muchachos que se quedaban en la península y hacía una permuta o una sustitución con el rico que le había tocado Cuba, y le dejaba a su familia el dinero y el se iba a la guerra. La sangre española que se derramó en Cuba fue la de pueblo más humilde. Un diputado socialista lanzó el grito en el Congreso de los Diputados “o todos o ninguno”. Ni que decir tiene que no prosperó su iniciativa. No consiguió que se aboliera el pago para librar de la guerra a los hijos de los ricos.

La mayor parte de los muertos en Cuba no fue por combates, fue por enfermedades y hambre. Los soldados no tenían de nada. El primer medico español que consiguió un nobel Santiago Ramón y Cajal, estuvo como médico en Cuba e hizo un relato espeluznante de la situación de los hospitales y de la comida.

Cuando terminó la guerra las condiciones de los barcos para el regreso a España eran un cuadro de horrores, enfermedades y hambre mataron a más de 4.000 jóvenes que fueron lanzados al mar de pasto de los tiburones. Cuando los barcos tocaban puerto impedían a la gente acudir a los muelles para que no vieran el espectáculo dantesco de jóvenes en los puros huesos y tan débiles que no podían caminar.

La guerra de Cuba solo sirvió para matar a los pobres y para enriquecer a las burguesías vasca, catalana y madrileña. No sé muy bien para quien fue el honor, ni siquiera si hubo honor, pero sí conozco bien para quien fue el dinero.

Están muy bien los muñequitos Elpidio Valdés y esas cosas para los niños, pero cuando ya empiezan a salirnos pelos en algunos sitios es mejor que sepamos las verdades. No nos pasemos de emoción patriótica con los muñequitos e ignoremos los sufrimientos. Quienes más sufrimos los canallas que nos gobernaban no fueron los cubanos, sino los españoles peninsulares, aunque nada mas fuera porque teníamos a estos hijoputas mas cerca. Aunque ustedes les cueste trabajo creerlo el pueblo español luchó antes que el pueblo cubano contra estos gobiernos corruptos y despóticos. Aunque ustedes no lo crean se pasaba tanta hambre y tanta opresión en España como en Cuba. Creo que la guerra de Cuba fue una guerra civil.

La próxima vez que vean a Elpidio Valdés recuerden que a los que atacaban los mambises no eran españoles opresores, sino oprimidos. Siento fastidiarles los bonitos muñequitos, pero ya saben,.. la vida ¡no es fácil!

piruli -

Cierto, lo malo que cuando oian el clarin mambi... jejeje, ya eso es otra parte de la historia.

Ricardo -

Quiero contrastar a los duros jinetes de Rooselvet voluntarios de los EEUU aventureros, mercenarios y niños pijos de la buena sociedad americana, con los soldados españoles, que eran soldados de reemplazo, labriegos de boina y esparteñas que fueron obligados a participar a una guerra que no querían.

Labriegos que fueron llamados a filas porque no tenían los puñeteros 10 euros necesarios para librarse de hacer la mili e ir a una guerra lejana promovida y alentada por unos cuantos políticos, unos cuantos millonarios, algunos militares y unos cuantos curas. Todos ellos a cual mas miserable.

Esta gente humilde que para nada quería esta guerra una vez dentro de la batalla se convertían en héroes a la fuerza. Apretaban los dientes y vendían caro su pellejo, no por la patria, una patria que los mataba de hambre y de miseria, sino por ellos mismos y por su compañero que era lo único que le importaban en ese momento.

En El Caney hicieron morder el polvo a muchos jinetes duros, se enfrentaron a un ejercito potente que los machacaba con su artillería y muy superiores en numero. Vendieron cara su vida, muy pocos sobrevivieron.

En algunas batallas esperaban los yanquis a que las tropas españolas abandonaran sus posiciones para luego hacerse la fotito y venderla a su público como una gran victoria sobre los españoles, cuando la realidad era que habían sido ya abandonadas por los españoles. Parece que las mentiras del gobierno y la prensa yanqui no es solamente de Irak, desde mucho antes ya se les veía el plumero.

En la primera confrontación que tuvieron los duros jinetes voluntarios con los españolitos de boina y alpargatas y de mili obligatoria salieron dándose con los pies en el culo. Les faltaba campo para correr.

Esta es la grandeza del soldado español. Sencillo labriego al que llevan obligado a la guerra por no tener 10 tristes euros, y se convierte en un león que lucha hasta la muerte y se convierte en un héroe a la fuerza. Ese es el secreto de la raza.