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La edad de merecer

La edad de merecer

Ciro Bianchi Ross

 

Ninguna edad es tan esperada ni tiene para la cubana el simbolismo de los 15. No es un cumpleaños cualquiera. Es una ilusión. Un cruce de frontera. Una franquicia. A partir de ahí viste de otro modo, acentúa el maquillaje, tiene un rango de decisiones propias. Entra en la etapa de merecer, aunque desde antes no pierda fiestas, bailes ni paseos, haya tenido dos o tres romances intrascendentes, consentidos o no, y, más que por pudor, se sonroje por secreta e íntima satisfacción cuando un desconocido la desnuda con los ojos en la calle. Las cubanas maduran temprano, más temprano que los cubanos, pero no es hasta que alcanzan los 15 que empiezan a ser vistas como mujer.

El arribo a los 15 de la muchacha de la casa es siempre un acontecimiento. La familia de recursos más limitados se esmera por proporcionarle en la fecha un día especial o al menos diferente.  Se trata de un suceso que no volverá a repetirse y marcará a la homenajeada mientras viva. Otras, con los gastos de la celebración, tiran la casa por la ventana bien  porque prima en la madre el sano anhelo de dar a la hija la fiesta que ella no tuvo o se quiere poner verde de envidia al vecino, aunque para ello se vayan en una noche los ahorros de toda la vida.

La celebración de los 15  equivale a lo que todavía en las décadas iniciales  del siglo XX era una presentación en sociedad. Se hacía con un gran baile. La orquesta acometía la pieza inicial, invariablemente un vals, y el padre de la debutante la sacaba al salón, solo para bailar con ella los acordes iniciales y entregarla, sin dejar de bailar,  al que la festejada, que lucía un vestido de noche, largo, vaporoso, de estilo, había escogido como compañero. Salían entonces parejas restantes y el baile quedaba abierto. Casi al final de su vida, la poetisa Dulce Ma. Loynaz, Premio Cervantes 1992,  recordaba todavía la fiesta con que, antes de la I Guerra Mundial, se presentaron en sociedad las hijas de Regino Truffin, importante comerciante de azúcares de la época y propietario del predio donde en 1939 se instalaría el cabaret Tropicana.

La clase media ni los sectores populares podían aspirar a tanto, pero se sentían también con el derecho de la celebración. La presentación en sociedad empezó a ceder espacio a la fiesta de 15, y la novedad permeó a la alta burguesía.  La ceremonia se simplificó, y aunque se mantenían las 15 parejas de rigor,  la música dejó de ser en vivo, el vals fue haciéndose pieza de museo y se acortaron los vestidos. Cada familia adaptó la celebración a la realidad su presupuesto.

Todavía hay quien se empeña en conmemorar los 15 de la niña con el boato de la tradición. Pero las complicaciones de la vida moderna, la aceleración del ritmo social y un nivel educacional creciente, imponen para la mayoría derroteros y metas menos efímeros. No pocas jóvenes prefieren algo menos complicado. Les es suficiente recibir en su día como obsequio aquello que ambicionaron. O dan por bastante poder estrenar  una  pitusa  a la cadera y un tope fosforescente color mandarina para bailar esa noche y hasta el amanecer al compás de la música house. O un día de playa en compañía de amigos.

            En ningún caso faltarán las fotos. Y, de entre ellas la que, bien enmarcada,  se colocará en el lugar más visible de la casa y que la retratada seguirá arrastrando consigo así pasen los años y que eternizará, aun cuando ya se hayan marchitado, la lozanía del cutis, el cabello sedoso, los ojos chispeantes,  la mirada pícara, la hermosa promesa que dejaba adivinar el escote permisivo. En Cuba se exagera en las fotos. Todas en locaciones ideales. Por eso no causa ya extrañeza ver a un fotógrafo y a una muchacha muy joven, ora vestida de una forma, ora de otra, moverse por las áreas abiertas de un hotel  en compañía de la mamá, que se ocupa hasta de los detalles más nimios. Es una quinceañera. Ha cruzado una frontera para entrar en la ilusión de los 15, la edad de merecer. 

           

  

 

3 comentarios

Eva -

Buenas, soi cubana y tambien tuve 15, y me encanto su comentario, para nosotros es super importante la fiesta de 15 anos, es algo inolvidable.
Hablando de este tema, agradeceria mucho si alguien en Cuba me ayuda, mi hija cumple 15 en Diciembre y necesito encontrar un lugar como una casa en la playa grande, y quiero saber como consigo la musica, cake, etc.
Muchas gracias por su ayuda,
Sra. Eva

Ricardo -

Ah, ya somos dos Ricardos. Está bien, es bueno que aumente la participación, sobre todo si es de cubanos, eso me alegra mucho.

En España la “alta sociedad” siempre ha tenido su fiesta de “presentación en sociedad” para las chicas. Esto todavía pueden verlo ustedes en el Hola. De vez en cuando vienen reseñas con fotos de alguna fiesta donde una “distinguida familia” ha presentado a la damita en sociedad. La familia es “distinguida” si tienes pasta, porque de lo contrario no te “distingues” ni un pelo. Vamos que ni se te ve.

Lo curioso es que en España al contrario que en Cuba esta tradición nunca ha traspasado el ámbito de la “alta sociedad” para pasar a las clases populares. ¿Somos por esta razón los españoles más proletarios comunistas que los cubanos? La verdad no lo sé. Aunque puestos a cavilar la verdad es que tampoco sé que es hoy un comunista.

Pero no hemos venido a hablar de política, sino de la fiesta de los 15. Sería bonito conocer en que año empezaron a celebrar los cubanos estas fiestas. Me imagino como sucedió. Unas familias que estaban un escalón por debajo de la “alta sociedad” hicieron su fiesta. Al año siguiente la familia que estaba un escalón social por debajo de la anterior hizo lo propio, así hasta que esta fiesta fue copiada por todas las familias cubanas.

Dice Ciro con sabiduría que las mujeres en Cuba maduran antes que los hombres. Es verdad. Siempre me ha sorprendido que las cubanas alcancen la mayoría de edad civil antes que los hombres, ellas a los 17, ellos a los 18. Yo que soy suspicaz por naturaleza creo que la Ley cubana hasta ha sido generosa con la mayoría de edad de los varones cubanos, habría que esperar un par de años mas, algunos incluso habría que esperar a que cumplieran los 50, que es a la edad cuando por fin dejan de ser niños y sientan por fin su loca cabeza.

Me da la impresión que las cubanas han cambiado un poco la fiesta de los 15 por la celebración a lo grande de la boda, y que a la hora del casamiento, por allá se estila mas el “aquí te pillo, aquí te mato” que el ancestral bodorrio con su traje de novia toda de blanco.

De cualquier forma en España no podríamos celebrar la fiesta de los 15 aunque quisiéramos, aquí se sigue celebrando los grandes bodorrios y también tenemos el gasto de la Primera Comunión, a veces más costoso que algunos bodorrios. Como ven demasiados gastos. La verdad que esto de la Primera Comunión se está convirtiendo en un gastazo cargante. Los niños y niñas celebran más o menos sobre los nueve años su Primera Comunión. La verdad no sé a que viene tanta prisa por tomar la primera hostia, ni el por qué de tanta alegría y fiesta. Si hubiera tenido que llevar el traje de primera comunión cada vez que me han dado una, no me lo hubiera quitado en toda mi vida.

Riccardo -

Se me habia olvidado,la tradicion de los cumpleanos de 15 anos de las chicas en Cuba,habia oido hablar alli,pienso que es una cosa muy bonita y romantica,es bueno que la gente sigue festejando.
Usted lo describio muy bien!
Aqui en estos dias hay gente(gentuza diria yo) que contagiados por los medios de informacion y las peliculas estadunidenses,festejan el hallowen,
que no es una fiesta de aqui!!
Seguis con vuestras tradicciones,sin haceros polluir de esta basura

Un abrazo grande a todos