Blogia
wwwcirobianchi / BARRACA HABANERA

Barnet: Aspiramos a una UNEAC renovada

Barnet:  Aspiramos a una UNEAC renovada

Por Ciro Bianchi Ross

Foto Mayra   

 

-Nunca tuve en mi vida una responsabilidad más ardua y compleja que esta. Y creo que todos los vicepresidentes del Grupo Ejecutivo de la Comisión Organizadora del VII Congreso podrían decir lo mismo. Porque de esta gestión depende el destino de nuestros escritores y artistas, la protección y el cuidado de sus obras, el respeto a las jerarquías y a las personalidades.        

Miguel Barnet apenas permanece sentado. Escucha y responde a mis preguntas mientras recorre a pequeños trancos su oficina. Su jornada comenzó  muy temprano en la mañana  en la Fundación Fernando Ortiz, que preside, y pasará a partir de  ahora largas horas en la casona de 17 y H. Es fundador de la UNEAC y durante los últimos 21 años ocupó una de sus vicepresidencias antes de asumir su responsabilidad actual. Tan larga vinculación no  exigió antes, sin embargo, tanto tiempo y dedicación a este escritor que por el conjunto de su obra acaba de merecer en Chile el Premio José Donoso, el cuarto galardón que en cuestión de meses corona su notable carrera.

- La Fundación, la UNEAC, su propia obra… ¿inventa Miguel Barnet el tiempo?        

 -Desconozco de dónde sale tanta energía. Ando siempre con el tanque lleno porque temo al fondaje. Si no anduviera así, me sentiría irresponsable.           Tengo, en efecto, la Fundación, tengo mi pequeña obra… y ahora esta tarea  de la vicepresidencia primera del Grupo Ejecutivo. La acepté por disciplina revolucionaria y por la confianza en la calidad humana de los miembros de la organización. Me impelieron también a aceptarla el hecho de que nuestro presidente sea un hombre tan inteligente, moderado y honesto como Sergio Corrieri, y que en el grupo de dirección podamos contar con una mujer tan lúcida y brillante como Graziella Pogolotti, por no hablar de la dedicación que en el desempeño de sus funciones evidencia el resto del equipo; gente que ha estado más cerca o más lejos de la UNEAC, pero consciente de la responsabilidad que asumió y que trabaja porque  se refuercen los cimientos de la organización, porque tenga una proyección cada vez más cultural y  apoye a lo más valioso y genuino, cualquiera que sea su raíz, desde las más decantadas y cultas hasta las más populares. Por eso en un mismo día la Unión rindió homenaje a Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba, por sus recientes éxitos en París, y a los Muñequitos de Matanzas por su trabajo con la rumba; manifestaciones que son diferentes y que aun así se tocan.        

-¿A qué UNEAC se aspira?        

 -Todos aspiramos a una UNEAC renovada. A dotarla de una nueva imagen y darle nuevos contenidos.  Parecerá un lugar común y no lo es. Creemos que debe haber gente joven en la directiva, y sobre todo con talento. Jóvenes  que con su obra hayan demostrado ya sus capacidades. Aspiramos a una UNEAC que no sea un gremio, sino una asociación de los creadores más notables del país, consecuentes con la impronta que dejaron aquí los fundadores.         

-Los fundadores de la UNEAC dejaron su impronta. Pero el espíritu de la organización se apagó mucho en los años 70 y 80. No es hasta la década del 90 en la que la UNEAC volvió a ser lo que fue o en que  lo fue por primera vez acaso. ¿Está usted de acuerdo con esa apreciación?        

-La UNEAC tuvo un despertador. Fue Abel Prieto, nuestro actual ministro de Cultura Ganamos mucho con Abel; la UNEAC extendió su alcance y sus relaciones. Su presencia y su influencia en la vida nacional. Abel marcó un hito en el destino de nuestra organización y la huella que dejó aquí es por donde debemos transitar. Carlos Martí, a su tiempo, hizo cosas muy positivas. Son obras suyas la galería Villa Manuela y la sala de navegación, así como el embellecimiento de nuestra sede. Toca a los que vienen detrás llenar vacíos y lagunas que quedaron en el trayecto. Rescatar todo aquello que fue la UNEAC y despertarla del letargo. Mover las actividades culturales y resucitar principios y bases fundacionales.        

-Cuando se asiste a las sesiones de las comisiones de trabajo y se escuchan los planteos que en ellas se hacen, se tiene la impresión de que muchos miembros  piden y esperan demasiado de la UNEAC, problemas que no corresponden a la UNEAC ni está a su alcance resolver. ¿Cuáles son sus comentarios al respecto?        

-Son en muchos casos problemas del Estado y la sociedad. El Congreso no debe verse con un “ábrete, Sésamo” que enfrentará todas  las dificultades ni resolverá todos los problemas. Pero sí puede proseguir y avivar  el diálogo cada vez más cercano con las autoridades del país sobre esos problemas.   Eso lo ha ganado la UNEAC. Tenemos un diálogo fluido y el Congreso debe fortalecer esos lazos. Hay una sola política cultural. Es unitaria dentro de la diversidad, de comprensión hacia la obra, si es honesta,  por crítica que sea. No se trata de tolerar, sino de aceptar variantes del pensamiento siempre que no ataque los principios básicos de nuestra identidad nacional.        

-Hay, de seguro, una sola política cultural. Pero se aplica de diferentes formas. Una cosa son los libros, digamos, y otra la prensa y la TV. ¿Qué puede hacer la UNEAC frente a eso?        

-Ahí es donde la UNEAC tiene el importante papel de logar el equilibrio. La cultura es la expresión más alta de la política. Si los políticos no son cultos,  tienen más riesgo de fracasar.        

-La UNEAC agrupó siempre a lo más valioso del arte y las letras nacionales. En  el transcurso de los últimos diez años su membresía se ha duplicado. ¿Cedió la calidad ante la cantidad?        

-El crecimiento fue excesivo en algunas asociaciones. Y se da el caso contrario: creadores que no están en la UNEAC y que necesitaríamos que estuviesen. Como dirección provisional, que no solo prepara el Congreso, sino que vela por el desenvolvimiento de la organización, acordamos paralizar los nuevos  ingresos, cuidar de que los miembros estén al día en el pago de la cotización y que todos tengan una obra vigente.  La directiva que emerja del Congreso seguirá en cuanto a eso los procedimientos y decisiones que estime oportunos y determinará el ingreso de nuevos valores. Pero no habrá purgas entre los que ya están.        

-¿Y el trabajo en provincias?        

-Se trabaja inteligente  y racionalmente y en todas las provincias encontramos mucha receptividad. Miembros de la Comisión Organizadora y del Grupo Ejecutivo viajaron al interior de la Isla, primero en visitas de indagación, de búsqueda e identificación y definición de problemas. Se confeccionaron las listas con las figuras que conformarían  las comisiones organizadoras en cada territorio y esas listas se sometieron al voto  de la membresía y fueron aprobadas. Las asambleas fluyeron democráticamente y la gente habló con libertad.        

-¿Cómo valora el trabajo que acometieron hasta ahora las comisiones, el Grupo Ejecutivo, la Comisión Organizadora?  

-Diría que ha sido de interacción y se asienta en una divisa: Que la voz de todos los miembros sea escuchada.          No tenemos aún la fecha exacta del Congreso. Pensamos que podría celebrarse entre los meses de abril y mayo.  Se ha ido posponiendo. Eso no es una novedad. Es sano, hasta cierto punto, que tengamos tiempo para reflexionar. Muchas cosas se han ido decantando. La guerra de los correos electrónicos  de comienzos de año descansa ahora más en las ideas que en las personas.         

-Si el Congreso estuviese transcurriendo en este momento, ¿qué planteos haría Miguel Barnet, el escritor, no el vicepresidente primero, ante la reunión?        

-Llevaría los temas del respeto a la cultura y a las manifestaciones populares de esa cultura. Me pronunciaría contra el mercantilismo que adultera los valores legítimos  y porque no se lucre con valores de trasfondo religioso. Hablaría de la necesidad imperiosa de legitimar nuestra literatura y el arte cubano y trataría de que, en conjunto,  se piensen las formas que permitirían  romper las barreras hegemónicas de los grupos que obstaculizan nuestra presencia en el exterior. Defendería, por último, el pago de los derechos de autor en todas las manifestaciones de la creación artística y literaria a fin de que escritores y artistas reciban la compensación adecuada a sus jerarquías, aunque en muchos casos esos derechos no les permitirían vivir exclusivamente de su obra.        

-¿Cómo se proyecta hoy a nivel internacional nuestra cultura?        

-No hay límites por nuestra parte. Hay artistas que viajan al exterior y llevan sus obras. Hay convenios con instituciones afines y todo artista tiene libertad para viajar cuando es invitado. El problema radica en los consorcios de derecha que tratan de aplastar la cultura cubana con intención política. Hubo en las editoriales españolas un boom de la literatura cubana. Lo hubo además en otros países. Luego, esas mismas editoriales se han mostrado bastante reticentes y solo dan cabida en sus catálogos a aquellos títulos que son expresión de un realismo sucio o que abordan temas conflictivos de la realidad cubana. O a escritores disidentes,  que tienen  más espacio. Quiero puntualizar que cuando hablo de disidentes, no aludo  a Pedro Juan Gutiérrez, un escritor de raíz y cuya obra aprecio.        

-¿Se siente optimista Miguel Barnet por el trabajo realizado?        

-Soy optimista. Nuestro pequeño equipo de dirección ha sido muy activo y participativo. Con plena conciencia de su responsabilidad.   

0 comentarios