Sírveme un guarapo
Ciro Bianchi Ross
Pocas cosas reconfortan y estimulan tanto como un buen guarapo. El cansancio, la fatiga, el calor desaparecen de golpe cuando se ingiere esa bebida que es el jugo de la caña de azúcar pelada y exprimida. Se trata de un proceso que transcurre sin manipulaciones extrañas ni adiciones de ningún tipo; apenas sin intermediarios y a la vista del consumidor. El jugo que extrae un pequeño trapiche pasa directamente al vaso de quien va a degustarlo y sin demora alguna pues el guarapo es tan orgullo y altanero que no admite demoras. De ahí que resulten vanos los intentos de embotellarlo. Se recomienda ingerirlo bien frío –enfriado con hielo frappé- y algunos lo prefieren con unas goticas de limón.
El guarapo es el gran alimento líquido; la sangre del azúcar. En tiempos de hambruna colonial resultaba el sostén de la dieta. Desde entonces sigue siendo una bebida popular que para muchos era parte de la alimentación diaria. Un vaso de guarapo acompañado de un dulce de harina o de un emparedado, por modesto que sea, provoca una sensación de hartazgo difícil de conseguir de otro modo. No solo fue alimento de pobre; su demanda se extendió a todos los sectores de la sociedad y llega hasta hoy.
La caña, una vez en el central azucarero, se exprime entre dos masas rodantes de metal. Es el paso inicial de un arduo y complejo proceso que por vaporización convierte el guarapo en azúcar. Esas masas rodantes de hoy equivalen al trapiche primitivo, movido por tracción animal o por trabajo esclavo antes de que se utilizaran la fuerza hidráulica, el vapor, la electricidad. Fueron los negros esclavos los que dieron nombre propio al guarapo, que fermentado es pariente cercano del aguardiente y el ron. Lo denominaron garapa, palabra muy extendida en Angola y Congo para identificar a una bebida fermentada o cerveza derivada del maíz o de la yuca o mandioca. Los negros congos, esclavos en los centrales azucareros cubanos –llamados ingenios o cachimbos según su capacidad de producción- aplicaron su voz africana al guarapo de la caña de azúcar.
Garapa procedía de la voz portuguesa xarope o de la española jarabe, que descendía a su vez del árabe xarab, que significa bebida. Guarapo entonces es corrupción de garapa. Curiosa genealogía: del árabe al español y al portugués y de estos al congo, y del congo otra vez al español y al portugués de las colonias americanas.
Mucho se ha exagerado acerca de los daños que provoca el azúcar. Pura o en refrescos, helados, bizcochos, pasteles, con leche o chocolate… usada racional e inteligentemente es fuente de energía, ingrediente de salud y alegría de la mesa. Entonces, no pierda la oportunidad de saborear un buen guarapo. Recomendación que agradecerá.
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Mar -
Fallout911 -