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Guajiro

Guajiro

Ciro Bianchi Ross

Ilustración de Eduardo Abela

 

En un documento que circula en estos días por Internet, de esos que alguien se dedica a remitir masivamente y que quien lo recibe lo hace circular a su vez de la misma forma, se pretende explicar el origen de algunas frases cubanas como “la hora de los mameyes”, “la hora que mataron a Lola”, etc. Algunas explicaciones son correctas. Otras, no. Y ese es el caso de la explicación que dicha página ofrece sobre el origen de la voz “guajiro”. Dice que tal palabra surgió cuando, durante  la guerra hispano-cubano-americana (1898) los soldados estadounidenses decían a los combatientes del cubano  Ejército Libertador: You are a hero, y que de esas dos últimas palabras (“héroe de guerra”) se derivó “guajiro”.

            Lo cierto es que ese vocablo aparece registrado en el Diccionario provincial casi razonado de voces y frases cubanas, de Estaban Pichardo, que tuvo su cuarta edición, la última en vida de su autor, en 1875, más de veinte años antes de aquel conflicto bélico.

            Desconozco de dónde pudo salir la aseveración de que proviene de una  corrupción del inglés. Hay gente que atribuye a ese idioma un influjo mayor del que realmente tuvo en Cuba. Algo similar sucede con el término congrí, que es la mezcla del arroz blanco con los frijoles colorados guisados juntos. El lexicógrafo cubano Rodríguez Herrera lo hacía derivar  de la voz inglesa concrete, la mezcla o mortero  de arena, piedra y cemento. Eso, en opinión de otros especialistas, es un disparate.

            Se ha dicho que guajiro es una palabra que proviene del yucateco, idioma donde significa “señor”. Pero asegura Pichardo que en la época en que escribió su libro apenas se usaba en Yucatán, mientras que en Cuba era muy común y muy distinto su significado pues aquí guajiro es sinónimo de campesino. Con esa acepción lo recoge el diccionario de la Academia de la Lengua.

            Fernando Ortiz, en su Nuevo catauro de cubanismos (1974) incluye también la palabra y José Juan Arrom le concede la extensión que merece en su Estudios de lexicografía antillana (1980). Expresa Arrom que la voz se empleó en Santo Domingo, “si bien allí hoy parece haber caído en desuso”, y, en sentido restringido, en Guatemala, país donde, afirma Martín Alonso, se llama así a los centroamericanos en general, y también a los guatemaltecos no nacidos en la capital del país.

            Arrom cita a Oviedo, que en su General y natural historia de Indias (1535) asevera que guajiro no es término originario de la Tierra Firme sino de procedencia caribe, es decir, antillana. Acude asimismo a la Apologética historia de las Indias, del padre Las Casas, y recuerda que entre los taínos existían tres palabras para significar el grado y la dignidad de los señores: matunheri, que equivalía a alteza; baharí, señoría, y guaxerí, vuestra merced. Y añade que en su Historia de las Indias, Las Casas expresa que guaxerí significa señor. Rafael Calderón, en su gramática de la lengua goajira, dice que guashire es caballero y que guashiri significa rico. De todo ello concluye Arrom la procedencia arahuaca de la palabra.

 Arrom dice que en los vocablos guaxerí, baharí y matunherí los fonemas xerí, harí y herí son vacilantes grafías de un mismo morfema que corresponde a la voz arahuaca “a-hatí”, es decir, camarada, compañero, compatriota. Entonces si matun significa generoso, noble, matunherí sería noble,  generoso compañero o compatriota. Y que si bahü es casa, baharí quiere decir compañero de casa.

            Bachiller y Morales asegura que es artículo. Arrom no concuerda con ese erudito. Para él gua o wa es prefijo pronominal que significa nos, nuestro.

            Puntualiza: “Guajiro, por tanto, vendría a ser lo mismo que nuestro compañero o compatriota, equivalente a la palabra inglesa milord y a la española monseñor, con lo que queda demostrado que es un término de tratamiento a la vez familiar y respetuoso, de procedencia taína”.

            Ortiz recuerda en su Catauro que hubo una nación de goajiros, La Guajira, pueblo ganadero que se ubicó entre Venezuela y Colombia. Pero la palabra guajiro, la adoptaron allí de los caribes. Afirma el ilustre polígrafo: “Nuestro nombre de guajiros puede haberse tomado de los indios esclavizados que en el siglo XVI se trajeron desde Venezuela”.

            Guajiro entonces no surgió en los días de la guerra hispano-cubano-americana. Ni es voz derivada del inglés. Su origen es más antiguo y más nuestro.

4 comentarios

daniel -

sin tener mucho conocimiento sobre el " extraordinario " fernando ortiz, me pregunto.
¿ como una persona dallecida en el año 1969 puede escribir un libro en el año 1974 ?
Fernando Ortiz, en su Nuevo catauro de cubanismos (1974) incluye también la palabra y José Juan Arrom le concede la extensión que merece en su Estudios de lexicografía antillana (1980).
saludos al pais mas grande que dio el mundo CUBA.
desde buenos aires DANIEL
PD: me gustaria que alguien me respondiera.

Ricardo -

Seguimos con las palabras perdidas de los abuelos

CATE.- He aquí la palabra mas temida de estudiantes. También se le decía calabaza, pero me gusta mas cate, porque calabaza también quería decir incapacidad para ligar. Hombre, yo he tenido algunos cates, algunos, pero calabazas, esas ya perdí la cuenta hasta que comprendí que era mejor ni intentarlo. Por cierto que en Cuba, que curioso, verdad, se dan pocos cates y pocas calabazas. Sería bueno que abundaran un poco mas, digo yo. O no.

CATERVA.- Es muy buena. Lo mejor para definir un grupo de dogmáticos es llamarlos caterva de imbéciles.

CAVILAR.- Es mejor que pensar porque cavilando, cavas en las profundidades de tu cerebro,

CHÁCHARA.- ¿a quien no le gusta?

CHAMBI.- Nadie pronuncia ya esta palabra, ahora les llamamos helados. Pero el chambi que era el cucurucho de barquillo con la bola de helado encima de fresa, chocolate, mantecado, coco, turrón les aseguro que sabe más sabroso llamándole chambi.

CHINCHAR.- Para molestar bien es mejor fastidiar como los chinches o sea chinchar.

CHIRIRIMBOLO.- Con esta sencilla y bonita palabra ya no tenemos necesidad de aprendernos los complicados nombres que la tecnología moderna nos obliga a digerir diariamente. ¿Por qué complicarnos la vida memorizando los nombres de todos los chirimbolos de coches, ordenadores, teléfonos etc.?

CHIRIPA.- Las casualidades de la vida, siempre favorables. Cuantas veces nos escapamos de chiripas.

CHISPEAR.- Para definir la lluvia menuda no hay palabra mas exacta, chispas de lluvia.

Ricardo -

Sigo con las palabras de mis abuelos.

CACHIVACHE. o CASCAJO. Los abuelitos no se podían permitir el lujo de tirar nada., así que las casas estaban llenas de cachivaches y cachirulos. Ya no quedan en las casas cachivaches todo se tira.

CACHAZA. Lo mejor del mundo, la cachaza la empleabas cuando te mandaban algún recado y en lugar de ir rápidamente te quedabas a jugar a las bolas con los amigos. Que cachaza tienes, te reprochaban cuando volvías a las dos horas.

CACHO. Mejor que pedazo o trozo, muy aplicable a las personas cacho tontas. También hay cacho burros.

CANIJO. En lugar de enclenque. Anda y come mas que te vas a encanijar nos decían de crios, y ahora luchando contra las grasas, quien nos ha visto y quien nos ve.

CAPUZAR. En la playa nada mas te decían que debías capuzarte para que el sol no te quemara la cabeza.

CARLANCA. El pobretico carlanca era el solterón que no encontraba novia ni a tiros, así que si con cuarenta no estás casado eres un carlanca.

CARRACUCA. Esto es lo mejor para estar perdido. Ignoro lo que hizo el dueño del apellido para estar mas perdido que carracuca.

CASCARRIAS. Lo mejor para quitar las cascarrias y la roña era una buena ducha.

CASCAR. Una palabra con significados tan diferentes no debe perderse. Se pueden cascar nueces. Se puede cascar con las vecinas y puedes cascarla y ya es lo último que haces porque te mueres. Hay quien se muere por platicar, que es como cascarla por cascar.

¿Si con las muelas puedes cascar nueces, tendrán algo que ver la muela y el cascar? Vaya usted a saber. Y por hoy no sigo cascando más.



Ricardo -

LAS PALABRAS DE LOS ABUELOS: EN BUSCA DE LA PALABRA PERDIDA

La semana pasada finalizó una iniciativa para salvar palabras en desuso. Han participado internautas de todos los países. La palabra mas apadrinada, la ganadora ha sido BOCHINCHE. La han votado mayoritariamente los países latinos. No se ha usado bochinche en España, en cambio hay una palabra perdida que es muy parecida y es CHINCHAR, que es fastidiar, molestar.

No podía ser de otra forma, el español ya no es un niño, mas bien un tembita con bastantes años. Hace ya tiempo que salió de casa de sus padres y anda por esos mundos de Dios haciéndose la filosofal pregunta: ¿de donde vengo? ¿A dónde voy?

La idea de recuperar las palabras de nuestros abuelos me parece tan hermosa como necesaria. Hay que apadrinar palabras para salvarlas del olvido y la orfandad. Las palabras de nuestros abuelos nos están lanzando SOS de auxilio desde la lejanía de nuestra niñez.

Vayamos en busca de La Palabra Perdida. Hay cientos de palabras de mis abuelos que ya no oigo. Voy a hacerles un homenaje recordándolas.

ADÁN.- No seas Adán, me decían cuando me veían desaliñado. (advertencia: cosas de mis abuelos no soy un Adán)

AMARTELAR O AMARTELADOS.- Les decían a los novios muy cariñosos y acaramelados

ALCACIL.- Así se llamaban las actuales alcachofas.

ALCANCIA.- Eran las huchas. Nos servían para que los familiares de visita nos dejaran algunas monedas que se iban guardando a la espera de la Navidad que era cuando se rompían y aprovechaban el dinero para los Reyes Magos.

APAÑAR O APAÑADO.- Era aquel que iba a lo suyo. Oye mira que apañado eres.

ARREGOSTARSE.- Aficionarse a algo. A la buena vida todos nos arregostamos.

AVÍO.- Cuando alguien iba a su avío, iba a lo suyo sin preocuparse de los demás. También avío era la comida que las mujeres preparaban a sus maridos cuando marchaban al trabajo.

AZAFATE.- Bandeja o fuente.

BIGARDO.- Esta si que es buena, te la decían cuando estabas haciendo el vago. Ni punto de comparación con el vago. Yo creo que un bigardo es un vago al cuadrado. Además un bigardo es una cura gandul y aficionado a las mujeres, imagínate.

Leyendo la lista de las palabras perdidas de los internautas he ido recordando palabras ya olvidadas, me ha producido una gran nostalgia. Me he arregostado a las Palabras Olvidadas. Otro día, Dios mediante, seguiré sacando mas Palabras Olvidadas del polvo del olvido, eso si no me vuelvo un bigardo y voy a mi avío.